Que la aparición en pantalla del níveo Robert Pattinson y del neumático Taylor Lautner desata la histeria y la pasión desenfrenada entre las fans de «Crepúsculo» era público y notorio. Pero que la última película de la saga, Amanecer, provoque ataques epilepsia fotosensible... es otra cosa.
La escena en cuestión es la el parto de Bella (Kristen Stewart). Esa en la que Edward (Robert Pattinson) lucha desesperadamente e incluso a dentellada limpia- por sacarle de las entrañas ese híbrido mitad vampiro mitad humano que la está devorando por dentro.
Una cesárea a mordiscos que Bill Condon nos muestra desde la perspectiva de la madre y a la que algunos expertos atribuyen varios capítulos de epilepsia fotosensible. Uno de estos casos es el de Brandon Gephart, un hombre de California que fue trasladado de urgencia al hospital después de sufrir un ataque mientras veía el nacimiento del hijo de Pattinson y Stewart en Amanecer.
«Estaba convulsionando, resoplando e intentando respirar. Me dio un susto de muerte», relató Kelly Bauman, la novia de Gephart, a la CBS. La proyección terminó repentinamentrte cuando aparecieron los paramédicos y el afectado en cuestión dice que no tiene ningún interés en terminar de ver la película.
Según varios médicos, la escena del parto de Bella -que incluye imágenes rojas, blancas y negras intercalándose- puede producir episodios de epilepsia fotosensitiva. «Es como si una luz se encendiera y se apagara y está mandando esa señal a tu cerebro cada vez», explicó el Doctor Michael G.Chez a la CBS.
"El problema en este caso es que la luz en los cines es muy oscura y esto puede suponer que la luz se convierta en flashes". Según la teoría de este Doctor, las imágenes del parto de Bella serían algo así como cuando en una discoteca se utilizan esas luces que aparecen y desaparecen y hacen que se vea todo a cámara lenta. Un efecto llamado «luz estroboscópica».
De todos modos, «Amanecer» no es la única película que ha causado problemas médicos a algún espectador en la sala. Durante la proyección de una de las películas de Danny Boyle, 127 Horas, en la que James Franco interpreta a un escalador que se queda atrapado en medio de dos rocas, varios espectadores vomitaron y se desmayaron. Así que, no sólo los vampiros adolescentes pueden tener efectos secundarios.
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