Una puerta de entrada tan poco convencional como la axila podría ser el mejor camino para extirpar la glándula tiroides sin dejar rastro de la cirugía. Un equipo de cirujanos de la Clínica de la Universidad de Navarra (CUN), con ayuda del robot Da Vinci, ha realizado con éxito las tres primeras intervenciones que utiliza este abordaje para evitar la temida cicatriz en el cuello tras las operaciones de extirpación de tiroides.
La eliminación de la tiroides es una cirugía frecuente indicada cuando aparece un nódulo o quiste en esta glándula con forma de mariposa que se encuentra entre la tráquea y la laringe. También se aconseja cuando la glándula tiroidea está demasiado activa, se inflama (bocio) o se detecta la presencia de un tumor.
Lo habitual es extirparla a través del cuello, con una incisión que en algunas ocasiones puede alcanzar la mitad del cuello. En esta operación es vital no dañar los vasos sanguíneos ni los nervios . La nueva estrategia que ha puesto en marcha el equipo quirúrgico del área de Patología Tiroidea de la CUN apuesta por un camino más largo, pero que elimina por completo las cicatrices visibles del cuello.
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