En 1949, el doctor Richard Brewer, utilizó madera de balsa para armar el fuselaje y el celofán de un paquete de cigarrillos para hacer las alas, con esto se convirtió en construir aeronaves de este tipo.
Posteriomente, en la década de los 60, Frank Ehling hizo otros diseños. Se sustituyó el celofán de las alas por papel tisú. En el modelo de un solo motor, las alas tienen una envergadura de 5 cm. y en el de dos motores, de 10 cm.
Para montar los motores, Ehling cazaba a las pobres moscas con la mano y las estrellaba -literalmente- contra el suelo, aprovechando, cuando estaban aturdidas, para echarles pegamento en el abdomen y pegarlas al fuselaje. Otra táctica consistía en, una vez cazadas, encerrarlas en un frasco, meterlas un rato en el congelador y, una vez inmovilizadas por el frío, finalizar el proceso de ensamblado.
El caso es que esta afición se ha ido extendiendo y ahora se pueden encontrar cientos de sitios en la red en los que se detallan planos e instrucciones para la construcción de aviones en miniatura que utilizan moscas o escarabajos voladores como propulsores.
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