Encaramos la recta final del año, unas fechas en las que salen algunos de los títulos más importantes, y en este 2011 especialmente, con una cantidad de bombazos que van a dejar a más de uno con la cartera pelada. Sumándose a algunos juegos excelentes ya lanzados como Xenoblade Chronicles, Deus Ex: Human Revolution, Resistance 3 y Gears of War 3, llegarán en las próximas semanas Rage, Dark Souls, Batman: Arkham City, Assassin's Creed Revelations, Uncharted 3, The Elder Scrolls V: Skyrim, Battlefield 3, Sonic Generations, Super Mario 3D Land, etcétera, una impresionante cantidad de juegazos.
Pero para muchos, entre los que nos incluimos, hay un título que va más allá de ser esperado para finales de este año, ya que lo llevamos esperando desde el E3 de 2008 cuando se anunció, y es más, podríamos decir que lo esperamos desde 2006, cuando salió a la venta Wii, y sabíamos que más tarde o más temprano acabaríamos disfrutando de un juego de esta saga realizado desde cero pensando en las particulares posibilidades de la consola. Ese título es The Legend of Zelda: Skyward Sword, y como cada entrega de esta de esta mítica serie, para los que nos gusta, más que un simple lanzamiento, es todo un acontecimiento.
Por eso ayer acudimos a las oficinas de Nintendo con ilusión y ganas de probarlo, y más cuando supimos que íbamos a jugar su comienzo, unos 90 minutos. Ahora entraremos en detalles, aunque muchos de ellos nos los guardaremos, teniéndonos que morder la lengua aunque nos duela, pero sabemos que muchos lectores no querrán que les destripemos algunas de sus muchas sorpresas. Eso sí, con lo que no vamos a ser tan precavidos es con deciros, que este poquito que hemos podido jugar, nos ha encantado.
Comenzamos como en todo buen juego de rol japonés con nuestro protagonista despertando en una cama, en este caso de una manera un poco brusca, cayéndose de ella, ante el estruendoso grito de un pelícaro, esos grandes pájaros que todos ya habéis visto en capturas y vídeos, y cuyo nombre es este en la versión en castellano. Antes de ocurrir esto, Link se encontraba en mitad de una extraña pesadilla, en la que veíamos un enorme monstruo en mitad de un bosque, de un peculiar y enigmático aspecto. Nuestro héroe últimamente está teniendo unas inquietantes pesadillas, que no sabemos hasta qué punto vaticinan lo que está por venir.
El simpático pelícaro despertador no nos sobresaltó por gusto, sino que traía una carta ni más ni menos que de Zelda, nuestra inseparable amiga de la infancia, que es la hija del alcalde de Altárea, la ciudad flotante donde transcurren los primeros compases del juego y lugar natal de los protagonistas. Esta ciudad flotante es una más de la región de Celéstea, el mundo del juego, una serie de islas con un mar de nubes infranqueable a sus pies, y cuyo medio de transporte entre pueblos son los pelícaros, estos enormes y coloridos pájaros que tienen una estrecha relación con sus amos.
En la carta, Zelda nos recuerda que hoy es el gran torneo Celeste, que cumple una edición muy especial, su 25 aniversario –de qué nos suena esta fecha…-. Esta competición se trata de una carrera de pelícaros, por lo que nos anima a que antes de que comience practiquemos un poco. Estos primeros compases sirven de tutorial para enseñarnos y acostumbrarnos a los movimientos de Link, aunque realmente casi todo lo que jugamos se podría considerar un gran y extenso tutorial en el que poco a poco te van introduciendo las nociones de la jugabilidad, y también de la historia y el argumento. Bastante elaborado y contado con tranquilidad y sin prisas, la narrativa de esta entrega parece una de las más trabajadas de la saga, en especial la relación entre Link y Zelda, con unos tintes sentimentales como nunca habíamos vistos, que hacen que te encariñes de ella y sientas más fuertemente lo que le ocurrirá más adelante.
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